Tiempo de Ocio Ceuta

  • Diario Digital | jueves, 02 de mayo de 2024
  • Actualizado 14:09

No tardando Pedro Sánchez se enfrenta, de nuevo, al mayor reto de su incipiente carrera política por medio de la presentación a unas elecciones en las que todas las encuestas vaticinan una pérdida masiva de votos para su partido y una brutal acometida desde los partidos de su izquierda que amenazan con puentearle y hacerle un roto de considerables dimensiones. Vamos, lo que se viene llamando hoy en día un sorpasso. Las cosas no le van saliendo muy bien, últimamente. De aquel pacto de carácter centrista que había hecho con Ciudadanos no ha quedado más que el marchamo de partido cercano al PP. De los escarceos con Podemos, todo lo contrario. Un tufillo a partido revolucionario que pretende ir contra la mayoría de las estructuras del Estado. Aun así, no fue posible llegar a un acuerdo que, a buen seguro, todavía no está no olvidado ni guardado. 

Quizá para retomar la posibilidad de aquel pacto, Pablo ha intentado apropiarse de la proclama socialdemócrata para su partido colocándole al bueno de Karl Marx el marchamo de socialdemócrata. La pena es que era comunista. Y además de todo el cuerpo. Incluso los comunistas socios de Podemos han apurado a dejar claro este concepto. 

Pedro, a instancia de los grandes poderes del partido ha debido contestar con rabia ¡oye que los social demócratas somos nosotros!, y además de toda la vida. Y se han enzarzado en una discusión sobre Marx y Engels. ¿A ver desde cuando vosotros buscáis una política reformista de participación ciudadana o la protección del medio ambiente o la integración de minorías sociales. 

Ahora se encuentra en el lío de su vida. Desde el partido le han advertido que hay que evitar la hegemonía de Podemos y le han dejado claro que el PSOE ha perdido el izquierdazo de aquel voto joven aquel que generalmente más se acercaba al partido. Aquellos que ahora votan emergente. Por eso ha debido cambiar su discurso para poder atraer a sangre nueva al partido y se ha tenido que volcar en aquel votante mayor de cuarenta que casi siempre ha sido mayoritariamente voto cautivo del PP.

Sin embargo, él sigue con su técnica de poder: cualquier resultado es bueno si el que sale ganando soy yo. Así que a su vez, él ha advertido a los barones del partido que cualquiera que sea el resultado, si hubiera que pactar, él directamente será quien controle los pactos antes y después de las elecciones. Para investidura o para pactos de gobierno. No importa que pacte bajadas de impuestos como pide el PP o subidas masivas cómo pretende Podemos. 

No importa que tenga en contra a la mitad de ellos. Alguno esperando la llegada de la bandeja con su cabeza, en forma de escrutinio inferior a noventa escaños y aun así, ya veríamos. Que dirá Ximo. ¿Se estará frotando las manos? La cosa no le pinta bien. 

En la entrevista que le perpetraron recientemente en la Sexta, a Pedro le pusieron delante a una señora de más de setenta años y ama de casa que se destapó preguntándole por cosas de economía avanzada. Pedro con gran aplomo y una sonrisa le contestó que él, era un bussines friendly. Algo así como favorable para los negocios. Así nos va.