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  • Diario Digital | jueves, 02 de mayo de 2024
  • Actualizado 14:09
PP y Ciudadanos

Se preguntará el ávido lector porqué he dejado para el final estos dos partidos políticos y además unidos. La explicación no es difícil. Dos hermanos se querían pero tuvieron divergencias. Las diferencias de opinión entre el mayor y el menor les llevaron a enfrentarse y odiarse a medio gas y los problemas acabaron llegando. El uno lanzaba pullitas al otro y el otro contestaba en consecuencia. 

El mayor marcó su territorio con poderío y el otro llamó a antiguos amigos a fin de agrandar su, más pequeño círculo y allí comentar las cosas que su hermano no había querido atender. Propagaron públicamente sus desazones. Mi hermano pequeño es…, decía el uno. Jamás me juntaré con mi hermano mayor…, decía el otro. Lo que empezó como desencuentro concluyó en un principio de guerra. Había causus belli. El mayor endureció su discurso y el menor buscó nuevas amistades. Realmente los amigos del otro pero, con más ganas de marcha los sábados.

Para afianzar sus objetivos, el hermano mayor ofreció grandes ventajas. El hermano menor no se hizo esperar y aunque de su soflama salió prácticamente lo mismo, algunos le anunciaron que si decía exactamente lo mismo que su hermano mayor no acabaría de despegarse de él y parecería que no era más que un mero anexo. Aparecieron los consejeros. Si había que diferenciarse, sería por todo lo alto, ofreciendo incluso imposibles. Finalmente se uniría a una facción contraria asegurando a los cuatro vientos que jamás se uniría su hermano.

Sus iniciales seguidores enseguida le advirtieron. Yo te quiero ti, pero a no a los otros. Si te juntas con aquellos volveré con tu hermano mayor. Debes buscar algo que te diferencie dentro de la igualdad. Debes definirte y buscar tu propio espacio sin pretender salirte de tus orígenes y ahí te irá bien. Conseguirás que los amigos de tu hermano, descontentos con su forma de actuar, vuelvan a ti. Pero cuidado, siguen siendo de tu hermano.

El PP y Ciudadanos, Ciudadanos y el PP están condenados a entenderse. Por más que se pretenda ocultar, las raíces que les sustentan son esencialmente las mismas, los votantes iniciales son básicamente los mismos y ambos deberán tener muy en cuenta esto. Aunque los votantes del PP son los más fieles, ello no quiere decir que acepten cualquier gato que se les pretenda colar. Si un votante del PP mira a su izquierda se encontrará con el PSOE o con Podemos, por lo que un voto a Ciudadanos será válido siempre que mantenga el rumbo adquirido en su fundación. Entre ambos han ofrecido bajar los impuestos, apoyar a los autónomos, mejorar la sanidad, eliminar la repetición de curso escolar, eliminar las diputaciones, eliminar el senado, eliminaría la agravante por sexo…o defender a muerte la unidad España.

No excluyamos que una buena emulsión de ambos partidos, sin descartar otros, podría ser la solución que hemos estado buscando los últimos seis meses.