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  • Diario Digital | domingo, 28 de abril de 2024
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Panderetas y notoriedades

Panderetas y notoriedades

Visto el desbarajuste nacional en que se ha convertido nuestra política patria, me he planteado si los políticos pudieran tener algo de razón en sus cerrazones y no llegando a conclusión alguna, me he dedicado a preguntar a los votantes socialistas que conozco, que no son pocos, por su propia opinión de la situación. Cuestión ardua ésta, pero alcanza de lleno a proclamar, que el votante sabe perfectamente lo que quiere. 

Evidentemente, los hay para todos los gustos. Aquellos que piensan qué, bien por Sánchez -ole tus cojones y quítanos de ahí a ese tío-. Los que creen que ya está bien de votaciones, de urnas, de listas y de gastar una pasta (que no es de ellos) y prefieren un gobierno ya, del color que sea, siempre que la oposición liderada por Sánchez le tenga cogido al gobierno del PP por las partes pudendas y no lo deje respirar hasta que hagan bien las cosas o se den en el piro. O por último una rara especie de votantes que piensa que esto no es su culpa, ni del sistema electoral, ni siquiera de Rajoy o de Sánchez, sino que han tenido la desgracia de caer en un país de pandereta, en el que lo único que se pretende es medrar y engordar el ego (ya de por sí hinchado) de cualquiera que, ganador de unos pocos votos, se sienta en la obligación moral de poner su palmito al servicio del contribuyente. Luego llevado por sus pensamientos cojonudos, les obligará a pasar por sus indecisiones mientras el conjunto de la población se mantiene en volandas. Poco podemos hacer los votantes. Cada uno elegimos a quien nos parece. Solo faltaría. Pero las matemáticas electorales han quedado como han quedado.
  
Ahora bien si hay que doblar, ceder, largarse con viento fresco o relevar con el siguiente…, eso ya es cosa del político jefe y hasta ahora por diferentes motivos no se ha dado. Si la solución es montar un paripé de unas terceras elecciones, pongámonos la capucha y respiremos hondo. Nada más podemos hacer. Es lo que tiene estar en manos de políticos sin altura de miras, que hacen poco más que decir ¡no! a todo, como los niños chicos, o colocar a sus amigos en un buen sitio, o como el otro, diciendo que, como hemos perdido ya no juego contigo. 

Oscar Wilde lo adelantó: “seré poeta o escritor o dramaturgo… seré famoso, o si no soy famoso seré notorio”. Premonitoria frase que alcanza plenamente a lo que ha sucedido estos días en los debates electorales para constitución de gobierno. Estos no van a ser famosos, pero seguro que notoriedad si alcanzarán a poco que se empeñen.