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  • Diario Digital | domingo, 28 de abril de 2024
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La mujer del César

La mujer del César

No tiene suerte Mariano. Veíamos hace pocos días como el pacto de las más de cien medidas firmado con Ciudadanos, obligaba al Partido Popular a una especie de purga de aquellos políticos que, habiendo estado tocados por el marchamo de la corrupción, pudieran estar incluidos dentro del partido o incluso de la propia política. 

Tanto el presidente como el resto de los gerifaltes del partido aceptaron de buen grado el planteamiento de todas aquellas reformas procedentes de tal acuerdo, comenzando por retirar aquellos que no eran trigo limpio. También, celebrando la actuación de aquellos que por sus propios méritos, habían conseguido ser un ejemplo para la ciudadanía y, por supuesto, para el propio partido. La consigna era limpiar y dar esplendor. 

De todas partes del partido aparecieron voces aplaudiendo ese nuevo rumbo y, también, por todas partes los portavoces y personas de bien, cercanas al partido, comenzaron a dar su propia opinión sobre la política personal que estaba llevando el partido en cuanto a mantener a ciertas personas en puestos de cargo únicamente por la deuda contraída durante su plazo de prestación en el servicio a la ciudadanía.

El fiasco del Sr. Soria ha sido el penúltimo en llegar a la opinión pública y lo han aprovechado los mentideros políticos para dar lo suyo al PP, sin tener en cuenta que posiblemente el Sr. Soria tuviese razón y derecho a participar en ese concurso que ha nublado la expresión a muchos mandamases del partido.

Desde aquí, parece más un problema de sin razón que un problema de corrupción. Más que un problema de prevaricación parece un problema de falta de ejemplaridad por exceso de ímpetu. Posiblemente el Sr. Soria habría entrado exactamente igual en esa plaza dentro de unos pocos meses y fácil que a nadie se le hubiera ocurrido pensar si podía presentarse a ella o si tenía derecho a ella. El PP, para variar, ha pretendido colar a uno de los suyos en un puesto importante, pero con prisas, y eso ha supuesto que, de nuevo, ha salido dañado. 

Efectivamente el Mariano y los suyos, ahora afectados por esas prácticas anticorrupción que se habían dejado pactadas, se ha tambaleado y muchos de sus partidarios han elevado la voz contra las decisiones del partido en ese sentido. 

Una de las más críticas había sido la vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, Rosa Valdeón. Ésta había salido en medios de comunicación dando la imagen de limpieza y pulcritud que exigía la nueva política, diciendo que no había derecho a que el partido obrase de esa manera y exigiendo la inmediata dimisión del extinto Soria, amén del órgano que le había nombrado a dedo. Ole tus pelotas Rosa. 

Esa presión, y otras por el estilo, han obligado a Soria a renunciar a tal nombramiento. 

Lamentablemente, muy pocos días después, a ella la han pillado también con el carrito de los helados y se ha visto obligada a dimitir. Ahora, no debe aprovechar sus prebendas de aforada o mantenerse de procuradora. Además de serlo, debe parecerlo.