Tiempo de Ocio Ceuta

  • Diario Digital | jueves, 02 de mayo de 2024
  • Actualizado 14:09

Otra vez ha llegado el primero de mayo, cargado de manifestaciones, mítines sociales y promesas de todo tipo de los sindicatos que, resumiendo, nos han venido a decir que la lucha social no acabará hasta que el último de los desempleados tenga un salario digno y un empleo de calidad. 

Nos han repetido que España está en decadencia porque los políticos no han sido capaces de regular el paro y cortar la sangría de empleos perdidos de los últimos años. Nos señalaron, incluso, que lo poco que se ha conseguido, es empleo precario o temporal. Aunque pudiera ser cierto, es el mismo discurso de todos los años. 

Afortunadamente este año se ha dado la feliz circunstancia de que el primero de mayo, ha sido además el primer domingo de mayo y con ello el día de la madre. Este año hemos podido hacer algo que de verdad tiene la trascendencia de una fiesta que debe salir del corazón. Se ha podido salir a manifestarse, pero luego se ha podido ir a felicitar a mamá. Incluso se ha podido ir a la manifestación con ella. Seguro que lo habrá agradecido.

No hace mucho perdí a mi madre y, desde esa triste fecha, me da vueltas en la cabeza una frase que no por repetida deja de ser impactante. “Te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena”. 

A partir de ahí, empiezas a preguntarte si no has perdido ese don antes de tiempo y sí has hecho por ella todo lo que debías, si lo has hecho bien, si podías haber hecho más o si podías haberlo hecho de otra forma. Te preguntas por qué no escuchaste con más atención aquellas historias de su juventud, que ella contaba con tanta pasión. También, sí te has acordado de llamarla en sus días señalados o incluso si la has llamado lo suficiente. Igualmente te viene a la cabeza si podías haber mejorado los regalos que le hacías en sus fiestas e incluso si eran de su categoría. Pero, sobre todo, te planteas si has sido cicatero e incluso mezquino a la hora de dar ese beso que te pedía o aquel abrazo que no diste por dar prioridad a tus cosas. En ese momento te contestas a ti mismo que esto es un malestar de ahora y que en su momento todo fue debidamente, sobre todo porque sabes, que ella nunca te lo tendría en cuenta. 

Poco es un día al año para recordar la necesidad de la manifestación social, pero menos es un día al año para acordarse de tan preciado don. Luego, lo que único que queda es recordar los buenos momentos que pasamos y que gracias a ella, este mundo ha quedado un poco mejor. Te echo de menos, mamá.