Tiempo de Ocio Ceuta

  • Diario Digital | viernes, 03 de mayo de 2024
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Hablar con Dios

Realmente, ésta ha sido la máxima en todas las épocas y en todas las religiones. Poder contactar con aquel ser superior que a todos nos ve y a todos nos vigila. La historia nos ha ido pincelando a aquellos qué con un exceso de suerte o llamados por alguna dádiva no presente en todos los mortales, habían podido lograr tal hazaña.

Muy poca gente lo ha hecho, eso seguro. Es más, cuando alguien me aseguró que lo había hecho, lo estimé una boutade, pero ante tamaña afirmación debí asegurarme, para finalmente comprobar que no había sido más que otra simple artimaña contada por uno que pretendía hacer más importante su currículo.  

Se nos había asegurado que, ante cualquier eventualidad, nos pusiésemos en contacto con el número de Atención al Cliente, como si eso fuera una clase de cielo donde acabarían solucionándose nuestras congojas. Ante cualquier inconveniente, póngase en contacto con el número de atención al cliente y un operador le atenderá, me  habían dicho. A partir de aquí, la respuesta se hace negación. -Lo siento, no es posible-. ¿Qué hacer? No se me ocurre otra cosa que pedir que me pasen con su superior.

Con ese credo, lo he intentado, muchas veces, por activa y por pasiva, con toda clase de operadoras: con Orange, con Vodafone, con Movistar, recientemente con Jazztel y con Yoigo y, siempre con la misma línea de fundamento, me ha contestado un o una agente que, como un San Pedro cualquiera cuidando las puertas del cielo, me ha dicho que no es posible hablar con su coordinador. Pedí en nombre de todos los santos que me pasarán con él, clamé al Espíritu Santo una breve audiencia con él, siquiera para conocer realmente y de primera mano su cierta existencia, pero no fue posible. Ni siquiera cuando en un plano posterior invoqué al infierno y a todos sus ángeles custodios, la operadora en su mejor papel de un cancerbero divino decidida a no dejar pasar ni una leve brisa de aire, me lo impidió con una frase que cualquiera que haya intentado lo que yo, reconocerá al instante: “no es posible hablar con el coordinador”. ¿Quién son esos Sanpedros inexpugnables que, con una voz venida de allende el  atlántico, defienden a capa y espada cualquier intento de penetración en ese cielo tenebroso que son los números de atención al cliente?, ¿existe realmente el coordinador de los operadores, o es realmente algún mito creado para convencernos de que verdaderamente existe un “más allá”?

Me reconozco como pecador al dudar de tal existencia y seguramente por tal motivo podré ser condenado a las penas del infierno. Pero, convencido  como estoy, de que si llamas a las puertas del cielo, un buen San Pedro te dará paso y atenderá tus cuitas, intentaré ganarme el cielo de las operadoras cada vez que necesite de su consejo y sostén. Ahora bien, si esto es el cielo, no puedo imaginarme lo que pueda ser el infierno.