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  • Diario Digital | viernes, 03 de mayo de 2024
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Jorge M. Mosquera Longueira, nacido en La Coruña, escritor y abogado, con despacho profesional en Burgos y especialización en Derecho Penal y Militar 

 

Del latín genuflexus arrodillarse (genu-rodilla) (flectere–plegarse)

Se decía que los españoles éramos de una pasta especial, de los que no incan la rodilla. Eran otros tiempos. Últimamente nos mean encima y nos tenemos que creer que está lloviendo. Debemos mantenernos en una postura genuflexa cada vez que cualquier modernillo la lía. Que no nos gusta el Rey, pues vamos al futbol y le pitamos. Si es a la Bandera, pues lo mismo. Que nos molesta alguien, pues le hacemos un escrache. Que no nos gusta la iglesia católica (de momento, la única que se deja), entramos en una capilla y le soltamos unos cánticos mientras enseñamos las tetas a los feligreses… Y si tiene pinta de delito lo transformamos o cambiamos basándonos en algo tan manido como la libertad de expresión o la libertad religiosa. Novedades de la democracia.

Asistimos genuflexos a la comparecencia judicial de la portavoz de Ahora Madrid en el Ayuntamiento de Madrid, por un presunto delito contra la libertad religiosa. Varias mujeres entraron en la capilla de la Complutense durante una celebración, profiriendo aquello tan democrático de “contra el Vaticano poder clitoriano (que cursi, con lo a propósito que cae esa terminación para otros usos), el Papa no nos deja comernos las almejas, no sé qué de las bolas chinas o que arderéis como en el 36”. Toda una declaración de principios. A todo esto enseñando los pechos o cuando menos, los sostenes. Sus detractores, los de siempre, cuatro fachas que aletargados no están al día en esto de la laicidad de la religión. Partidarios: la alcaldesa Carmena, que ha dicho que Rita no dimitirá aunque sea condenada; el aspirante a vicepresidente del gobierno, que ha dicho que una condena para la señora Maestre iría contra el sistema democrático y que así le va a la sociedad española; o la declaración de Wyoming (por fin alguien de peso) que dice que una protesta contra la religión en la Universidad es democrática. Ahora cinco años después (qué paciencia) Rita nos dice que fue algo sin mala intención, que enseñar un torso desnudo no tiene por qué ser algo ofensivo. Fiscalía pide un año de prisión (algo meramente testimonial). La justicia sabrá.

Doblamos ante las declaraciones del concejal Barbero (escrachista profesional) jefe de seguridad del Ayuntamiento de Madrid llamando grupo de fascistas a los policías que le han rodeado. Por favor… ¡él es una institución!

En fin, genuflexos al conocer el Auto de sobreseimiento del juez Andreu, que entiende que los pitos contra el Rey o contra la Bandera, manifiestan libertad de expresión. Será que si se puede pitar al Rey (sin cargo), también se podrá pitar al alcalde o a nuestro encargado de la fábrica. Siempre en aras de la libertad de expresión.

Y mientras tanto, hablando de genuflexos, Pedro Sánchez todavía rascándole los lomitos a Pablo Iglesias.