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  • Diario Digital | viernes, 03 de mayo de 2024
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Las formas en la nueva legislatura

Jorge M. Mosquera Longueira, nacido en La Coruña, escritor y abogado, con despacho profesional en Burgos y especialización en Derecho Penal y Militar  

Las formas en la nueva legislatura

 

Muchas cosas han pasado en los pocos años que van desde el reciente año 2011 en que José Bono en su calidad de presidente del Congreso de los Diputados, chorreó a su entonces compañero de partido Miguel Sebastián, a la sazón Ministro de Industria (y de su propio partido) por acudir a una sesión extraordinaria sin corbata. Los motivos de uno y otro no podían ser más variados: Bono pretendía hacer cumplir las normas de decoro en la vestimenta en la Cámara y mantener la disciplina de vestido con los ujieres. Sebastián, buscaba ahorro energético. Posturas loables ambas, pero que se han demostrado caducas y obsoletas. Eran otros tiempos.

Hemos asistido estupefactos a la nueva composición del Congreso de los Diputados donde nuestros nuevos parlamentarios electos han cambiado tanto las normas sobre imagen y presencia vistas en los últimos treinta años que, a más de uno de los parlamentarios mas antiguos, le ha debido dar un retortijón.

Los nuevos diputados se han presentado a la cámara de todos, con nuevos argumentos, pasando olímpicamente de formulismos, utilizando en muchos casos el consabido “por imperativo legal”. Su indumentaria, también en esa línea informal, llenó el hemiciclo de camisetas con dibujos modernillos, vaqueros roídos e incluso mochilas. Son los nuevos tiempos, tiempos de cambio.

Esta nueva línea de desmedido aperturismo, mas propio de romería que de la función que se va a representar, quizá abra las puertas a los médicos sin bata blanca, a los militares sin uniforme, a los jueces sin toga… No, estos nó. Estos sí tienen que dar la imagen de lo que representan. Únicamente nuevos diputados están exentos. Ellos sí pueden manejar las no-formas.

Pero lo que me ha llegado al alma, sobre todo por la parte que me toca, ha sido ver a la señora Carolina Bescansa, dando de mamar al más joven diputado que ha tenido nuestra democracia. Efectivamente, con un ansia propio de su edad, el joven ha chupado de la teta mientras su madre sonreía agradecida a las cámaras y medios de comunicación presentes en el hemiciclo. La explicación para semejante exabrupto ha sido dar apoyo a todas aquellas madres que no pueden conciliar la vida familiar por tener hijos, y trabajo fuera de casa. Parecía poco serio, poco pudoroso. La señora Bescansa, debió olvidar que el Parlamento dispone de una completa guardería para que sus señorías, padres o madres, con obligaciones con menores los puedan dejar allí perfectamente acogidos, mientras se preocupan por los más altos intereses del ciudadano. Viendo semejante desparpajo, me imaginé a mi peluquera peinándome con un solo brazo, por tener el otro agarrando un churumbel. O a un médico operando con un bebé en los brazos, o…

Dedíquese Sra. Bescansa, a presentar mociones que apoyen a la madre trabajadora o a mejorar las conciliaciones familiares, pero reconozca lo que Don Quijote dice a Sancho “el pudor es un encanto que duplica los encantos de la hermosura” y no dé el cante.