Tiempo de Ocio Ceuta

  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:14

El valor de la investigación

El valor de la investigación

Hablar de investigación en Enfermería es hablar de futuro, aunque lo importante, no es solo cómo hemos llegado hasta aquí, sino hacia dónde nos dirigimos.

La participación de las enfermeras en la investigación se remonta desde Florence Nightingale, pero no es hasta la década de los años 70 cuando hubo un importante aumento de trabajos publicados. Hoy día podemos decir que no hay investigación si no existe un desarrollo de la enfermería basada en la evidencia, como elemento de avance en el conocimiento enfermero y en la mejora de la práctica profesional.

Pero cuando hablamos de investigación enfermera, hay una pregunta clave que nos debemos hacer: ¿Qué apoyo tenemos los profesionales de la enfermería por parte de nuestros gestores sanitarios a la hora de promover la investigación enfermera en la práctica asistencial? La tendencia actual es no aceptar la investigación en la práctica diaria de los profesionales. Esta idea sigue siendo mantenida porque hasta ahora hemos entendido que la razón de ser de la enfermería viene a partir sólo de la actividad asistencial.

Sin embargo, el futuro de la enfermería pasa por definir conceptos como la continuidad de la atención, participación, empoderamiento, cuidados integrales..., los cuales tienen cabida en un entorno de continuo cambio y evolución. Aunque, para que esto se plasme en una realidad, la enfermería debe demandar profesionales bien formados, y una formación continuada como herramienta necesaria. Además de unos sistemas que faciliten la búsqueda de preguntas y den respuestas a las cuestiones planteadas por la Enfermería.

Es un hecho demostrado que cuando los enfermeros realizan investigación, la disciplina gana en calidad de la atención y seguridad para el paciente.

La evidencia científica aplicada en la labor asistencial, ayudaría a las enfermeras a ser más eficientes.

Para conseguir esto, la enfermería debe evidenciar que la investigación no es un obstáculo en la labor asistencial diaria, que se debe incorporar la evidencia científica a la práctica diaria, trabajar con otros profesionales sanitarios y gestores con el fin de aportar calidad a la asistencia sanitaria. Estas acciones serán vitales para poder atender las necesidades en materia de salud en consonancia con las demandas sociales y culturales de la sociedad actual.

 

¿Cómo podemos llevar a cabo todo esto?

El desarrollo de la investigación en la práctica diaria, ha de iniciarse desde los propios enfermeros, tomando conciencia de sus necesidades, siempre centradas en el paciente. Sólo así podremos demandar de nuestras instituciones el apoyo necesario para su implementación.

Avanzar en calidad debe estar en consonancia con la evolución de nuestra sociedad pues forma parte del compromiso que debemos adquirir para con nuestros pacientes, y lo haremos gracias a que, hoy en día, disponemos de herramientas como el avance de la enfermería en las nuevas tecnologías y la enfermería basada en la evidencia, instrumentos que nos van a facilitar nuestra tarea investigadora.

En el contexto del proceso de reforma sanitaria, la profesión de enfermería se encuentra en un momento histórico y al mismo tiempo crucial que le obliga a generar conocimientos propios que sustenten y den valor a la responsabilidad asignada de “la gestión del cuidado de enfermería”.

Asimismo, la enfermera como única responsable de la gestión de los cuidados, debe tener los valores, actitudes y conocimientos que favorezcan la detección de necesidades y dar respuestas a ellas desde una perspectiva científica basada en la mejor evidencia posible.

 

Y en relación con los gestores cabe hacernos una pregunta, ¿es beneficioso para ellos que las enfermeras investiguen?

Hasta hace poco tiempo la actividad enfermera era valorada por la cantidad de actividades que era capaz de realizar, más que por la calidad de sus cuidados; las organizaciones eran valoradas por ofrecer el mayor número de servicios, las intervenciones enfermeras se hacían de forma rutinaria y porque “siempre se habían hecho así” (afirmación muy cotidiana dentro de nuestra práctica enfermera), sin tener en cuenta que muchas veces, más no significaba mejor. Pero esta situación está cambiando, porque la sociedad está en continuo cambio. Hasta ahora hemos vivido en una sanidad paternalista y autoritaria, donde el paciente era básicamente informado y no se le daba la oportunidad de opinar, participar e incluso decidir sobre su salud, pero en la actualidad estamos pasando a una sociedad más implicada en su salud y por supuesto más participativa, donde los pacientes están mejor informados de sus problemas y de sus posibles tratamientos, alternativas o soluciones.

Debido a esta situación que estamos experimentando, son los propios pacientes los que nos demandan mayor calidad en los cuidados profesionales. Cada vez más, los pacientes son partícipes de sus problemas, están mejor informados y exigen una atención rápida, eficaz y de calidad, es por todo esto que la enfermera como prestadora de cuidados debe buscar la mayor calidad asistencial posible para sus pacientes, ya que el cuidado efectivo es el que aporta solución a los problemas del paciente o de la comunidad, el que se adapta a cada caso en particular, el que busca una continuidad en los cuidados y sobre todo el que abarca el problema de forma integral.

Ante esta nueva demanda de cuidados, las enfermeras deben preguntarse en su práctica habitual si los cuidados que están prestando son los indicados, si realmente están mejorando el problema que presenta el paciente y si estos cuidados pueden ser mejorados, para poder dar respuesta a estas preguntas la enfermera ha de utilizar una herramienta adecuada, y esa es la investigación. Las mejores preguntas son las que surgen dentro de la práctica diaria de las enfermeras, las que ven, tratan y valoran los problemas que se presentan en el paciente, esas han de ser las preguntas que nos hagan avanzar hacia la excelencia de nuestro trabajo.

Pero para poder introducir la investigación dentro de las actividades de las enfermeras clínicas los gestores deben de apoyar dicha tarea, proporcionándoles el marco adecuado para poder desarrollar la investigación de manera satisfactoria.

Los elementos fundamentales para desarrollar la actividad investigadora dentro de cualquier organización sanitaria, pasa por una:

  • Formación de los profesionales: esta formación es la base de toda práctica basada en la calidad, contar con un equipo profesional bien formado, hará que estos profesionales trabajarán con mayor seguridad y calidad, prestando así la mejor garantía para la sociedad. 
  • Gestores que faciliten la investigación enfermera: son ellos los que deben proporcionar los medios a las enfermeras para que puedan desarrollar su labor investigadora. El gestor enfermero, especialmente el supervisor o supervisora, debe transmitir a los profesionales que la investigación forma parte de nuestra práctica habitual, y que todo profesional es apto para investigar para que los cuidados puedan ser mejorados.

El progreso de los profesionales es sinónimo de calidad en la asistencia, y estos deben de percibir que los gestores enfermeros promueven medidas facilitadoras, lo cual se verá revertido en cambios positivos en la práctica asistencial. Y para conseguir esto, los profesionales de enfermería debemos estar en continua formación, especialmente mediante la investigación y la docencia.

Hablar de investigación, es dar respuesta a todas esas preguntas que nos hacemos en nuestra práctica habitual. Es por esto que los gestores deben facilitar a los profesionales la escucha activa, la participación, el reconocimiento de los trabajos realizados, y prácticas encaminadas a proporcionar la mejor evidencia científica a los cuidados enfermeros, permitiéndonos realizar prácticas cada vez más seguras y más eficientes.