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  • Diario Digital | sábado, 04 de mayo de 2024
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El mundo gana con la victoria de Hillary

El mundo gana con la victoria de Hillary

Machismo, racismo, belicismo y capitalismo exacerbado son términos que se verán favorecidos o agravados, según se incline la balanza electoral hacia Hillary o Trump. El mundo se juega mucho. Una victoria de Hillary no sería algo indiferente a los intereses de la justicia progreso y reconocimiento de los derechos humanos, que afectan a todo el orden internacional, y por supuesto a España.

No se partiría de cero. Son infinidad los esfuerzos que históricamente han venido desarrollando mujeres y hombres en los ámbitos mencionados. En todos los lugares del mundo hay ejemplos conocidos. En nuestro país la lista es numerosa, pero estoy convencido que si estuvieran con nosotros, tanto la ceutí Carmen Cerdeira, como Pedro Zerolo, serían de los primeros en estar colaborando y apoyando para que Hillary saliera triunfante. Por supuesto, en la noche del martes estoy convencido que también lo celebrarán allá donde estén.

Con Hillary no se terminarán los problemas al instante, pero se verían reforzados el reconocimiento de determinados valores universales, que estarían acompañados por el impulso y la defensa decidida de Hillary, como Presidenta y Comandante en Jefe del ejército de Estados Unidos. La igualdad de la mujer, sus derechos laborales y profesionales, así como el respeto y salvaguarda ante cualquier tipo de acoso en materia de violencia de género se verían favorecidos. Es algo que supondría un aldabonazo decisivo, para que el machismo recalcitrante vea cerradas sus posibilidades de perpetuidad.

Aunque el actual Presidente norteamericano, Barack Obama, consiguió un triunfo para la historia al ser el primer Presidente negro de esta nación, habiendo alcanzado avances en todos los órdenes, Trump ha manifestado evidentes resistencias en temas relacionados con los afroamericanos, hispanos, inmigración, la multiculturalidad y la integración. Obama ha supuesto una referencia, que sin duda continuará Hillary, sobre la proyección intercultural de Estados Unidos. En definitiva favorecerá el triunfo de la educación, la justicia y de los derechos humanos, para que igual que sucede en nuestra Constitución, nadie pueda ser excluido por motivos de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier condición.

Donald Trump como Presidente llevaría a Estados Unidos a enredarse en el bucle del belicismo. Obama con otro lenguaje ha conseguido avances innegables en el tema de Cuba e Irán. Hillary puede demostrar un currículum de gran experiencia y de apego a la realidad, que no le impide ser más proclive a defender el lenguaje del entendimiento y el diálogo, sin por ello prescindir de la firmeza en la defensa de la justicia y los derechos internacionales. Hillary es partidaria de otra forma de hacer política y de resolver los problemas priorizando las soluciones pacíficas, frente a la posición excéntrica y agresiva de Donald Trump.

Para Ceuta y el Norte de África, así como para favorecer una solución pacífica en Oriente Medio, mantener la paz en el Mediterráneo, así como en los conflictos internacionales, sin duda, Hillary ofrece más seguridad en consolidar y defender soluciones que generen más estabilidad en los foros internacionales, sin tener que llegar a alterar la convivencia con exhibiciones por la fuerza de las armas. Algo que sucedió con Bush y sus coaliciones para enfrentamientos bélicos, siendo conocidas por todos las consecuencias a que nos llevaron esas políticas

Con Barack Obama se ha incrementado el empleo en Estados Unidos y se ha mejorado la economía. Una de sus preocupaciones ha sido favorecer una sanidad pública más cercana y más económica para las clases medias y trabajadoras. Las oligarquías y los sectores conservadores del Partido Republicano no se lo han puesto fácil. En este campo han colaborado asesores que participaron en la política sanitaria de José Luis Rodríguez Zapatero y con Patxi López. A Donald Trump no le preocupa la sanidad ni la educación. Está más cerca de un capitalismo exacerbado, donde los más ricos sigan progresando, mientras los más necesitados sigan postergados con propuestas populistas y en función de los intereses de las oligarquías económicas.

Estando Hillary de Presidenta nuestro país podrá seguir beneficiándose en sus relaciones económicas, con un importante campo de colaboración en el ámbito cultural y educativo. Los Institutos Cervantes, el desarrollo del español y el intercambio educativo favorecerán a ambos países. Con Hillary saldrá ganando España, Europa y el resto del mundo. Estados Unidos acompañará a muchos países para que puedan avanzar en derechos. Reconozco que no va a ser tarea fácil. No soy ingenuo y sé que son múltiples las barreras y los intereses que pueden bloquear los cambios. Ahora bien, también es importante que las políticas de los países y los foros internacionales a todos los niveles remen en la dirección conveniente, con programas y acciones pragmáticas coordinadas en los diversos continentes.

En el tema de la mujer y de la multiculturalidad, España puede aportar en sus relaciones sus experiencias y avances evidentes, que nos colocan como uno de los países que más han trabajado estos aspectos. Las políticas de igualdad y de Alianza de Civilizaciones de los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero así lo demuestran. Al igual que en política sanitaria nuestro país también fue reconocido como uno de los principales, si nos detenemos en las políticas de infraestructuras sobre comunicaciones también se desarrollaron vías de colaboración entre ambos países.

Para terminar, la elección de Hillary no puede quedar reducida a algo anecdótico, ni a un evento que sucede cada cuatro años, donde las grandes cadenas informativas despliegan todos sus recursos. El mundo en estas elecciones se juega mucho, puede ganar en cambios, pero también otros resultados pueden llevarnos por otros derroteros. Esperemos que gane la opción razonable, la más sensata, por el presente y el futuro de un mundo con más igualdad y con más paz, la opción de Hillary.