Tiempo de Ocio Ceuta

El 8 de septiembre es el Día del Cooperante, un día para visibilizar a miles de hombres y mujeres que emplean todo su esfuerzo y dedicación, a costa de sus familias y muchas veces su propia seguridad, a hacer de este mundo un poquito mejor cada día, dando lo mejor de sí mismos aunque en no pocas ocasiones trabajando de forma precaria en lugares remotos. Pero siempre trabajando por los demás.

Por estas mismas fechas el año pasado abríamos este manifiesto poniendo el foco en la crisis humanitaria de los refugiados que llegaban a Europa y que golpeó de lleno a todas las instituciones, gobiernos y a toda la opinión pública.

Las imágenes de la muerte y la desesperación, en particular las del joven Aylan Kurdi y su pequeño y frágil cuerpo sin vida en una playa, sacudieron las conciencias y nos obligaron a reaccionar a todos, aunque entonces ya fuese demasiado tarde. De nuevo, el debate sobre la política pública de cooperación internacional se situaba en el centro de las agendas.

Un año después más de 400 ‘Aylan’ han muerto ahogados en el Mediterráneo, según Save The Children. ¿Qué podemos decir un año después? Nada ha cambiado.

Desde finales de agosto de 2015, la crisis humanitaria de los refugiados, a pesar de las numerosas resoluciones, cumbres y acuerdos que pretendían solucionar los conflictos en origen, la distribución de refugiados y avanzar en una legislación común de asilo europea, la situación no ha hecho más que empeorar. Más de un millón de refugiados llegaron a Europa el año pasado y alrededor de 283.000 en lo que va de 2016. La Unión Europea abordó esta crisis estableciendo cuotas de realojo entre los 28 países. España se comprometió a recibir a 17.000, aunque hasta el 24 de agosto tan sólo han llegado 474 refugiados, según el Ministerio del Interior.

No hay nada más importante que las personas. Las personas, su progreso y dignidad, son el corazón de la Agenda 2030 de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Lo más valioso e importante que tiene una organización y una sociedad son, de nuevo, sus personas.

Son las personas las que ponen en marchas las políticas. Miles de personas luchan, con su trabajo, contra la pobreza, por un desarrollo sostenible y un mundo más justo. De ellos, 2.842 son españoles que actúan como embajadores de buena voluntad de España en el exterior; profesionales altamente cualificados que ofrecen sus mejores años en la lucha contra la pobreza.

El PSOE, con este manifiesto, quiere sumarse al reconocimiento de la labor que los profesionales de la Cooperación ejercen en todo el mundo y poner de relieve su contribución a la erradicación de la desigualdad y la pobreza extrema, la lacra de nuestro tiempo. Por supuesto, todo nuestro reconocimiento a estos profesionales que trabajan en sectores de Cooperación que abarcan todo tipo de ámbitos: medio ambiente, salud, seguridad alimentaria, educación, gobernabilidad, la propia acción humanitaria o la cultura para el desarrollo.

Profesionales con una amplia experiencia internacional y con competencias técnicas y personales de alto valor: capacidad de trabajo en contextos complejos, resolución de problemas, trabajo en equipo, dirección y ejecución de proyectos, promoción de la diversidad y la multiculturalidad, aportaciones muy valiosas tanto para el trabajo en el exterior como para el trabajo en España. Que lamentablemente, una vez ha terminado su estancia internacional, muchos ven que sus competencias y habilidades no encajan con un contexto laboral precarizado y cambiante, por lo que sería necesario establecer apoyos específicos espot que permitieran mejorar su empleabilidad en España y maximizar sus aportaciones al necesario cambio de modelo productivo.

La política de Cooperación es la política más recortada de todas las políticas públicas españolas: más de un 70% desde 2011 y dentro de ella el peso mayor lo ha sufrido la acción humanitaria, como el ámbito más recortado dentro de la política de Cooperación.

Más allá de los discursos gubernamentales que insisten una y otra vez en que la Cooperación para el Desarrollo no puede sufrir más recortes o que el presupuesto destinado a Cooperación al Desarrollo se recuperaría tan pronto lo hiciera la economía, lo cierto es que la Ayuda Oficial para el Desarrollo Española (AOD) se mantiene en el 0,13% de la Renta Nacional Bruta (RNB) en 2015, cifra lejana al objetivo de los países donantes de la ONU de llegar al 0,7%. La cifra de 2014, mantenida en 2015, registra el nivel más bajo desde 1988.

España tuvo su máximo en 2009, cuando la AOD supuso el 0,46% de la RNB. Y eso se produjo con los socialistas en el gobierno. Y esto es así porque los y las socialistas siempre hemos sido fieles a nuestros principios de solidaridad, gen clave dentro las políticas y del ADN socialista. Y es por eso que nuestro objetivo declarado es el de devolver a la política de Cooperación para el Desarrollo al lugar que le corresponde.

Hablamos de elevar a la categoría de política de Estado a la Cooperación para el Desarrollo y para eso hay que volverla a construir. Para ello hay que dotarla de la base legal adecuada, dotarla de la entidad institucional adecuada y haciendo un nuevo plan director que supere al ya caduco del 2013-2016, así como dotarla de presupuesto. Es necesario mejorar las condiciones de financiación de los proyectos, particularmente de las ONG, que permita evitar situaciones de precariedad e inseguridad laboral en el terreno, así como las capacidades técnicas necesarias, para convertirla en una verdadera política de Estado, coherente, eficaz y sostenible en el tiempo.

Sólo así España podrá asumir en verdaderas condiciones todos los retos que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU nos pone por delante. Debemos hacerlo por todos ellos, por los beneficiarios de nuestra Cooperación, para que de esa forma nuestros cooperantes se sientan seguros y arropados en su denodado trabajo solidario. Pongamos de nuevo a las personas en el centro de la política, a los beneficiarios y a los cooperantes, el alma y motor de la Cooperación. Se lo debemos. A todos.

De ahí, todo nuestro reconocimiento público de la labor de estos profesionales y la difusión de los valores que representan en la lucha por la erradicación de la pobreza, en el Día del Cooperante.