Tiempo de Ocio Ceuta

  • Diario Digital | sábado, 04 de mayo de 2024
  • Actualizado 09:44

Parece mentira pero sin tener prácticamente conocimientos de medicina me he dado cuenta que conozco perfectamente los síntomas de una enfermedad. Esta enfermedad llamada “truebitis”, con unos síntomas que la hacen perfectamente diferenciable, se caracteriza por la negación de la españolidad, el sentimiento compungido por haber ganado la guerra de la Independencia o el deseo imperioso de ir con el equipo contrario cuando juega la selección española.

Aunque pueda parecer que estos síntomas son propios o por lo menos coincidentes con otras enfermedades raras (véase la “nacionalismitis”), ésta se caracteriza por ser avalada por las manifestaciones de uno de los actuales genios de nuestra cinematografía patria. O no.

Fernando Trueba es un director de cine, quizá de lo mejor que pueda haber hoy en día en España, a quien se le han encontrado, sobre todo últimamente, una serie de carencias que le identifican como una persona poco recomendable para tratar y que manifiesta, sin ninguna duda, un evidente desconocimiento de cómo respira el español de a pie.

Fernando, que hasta hace poco era conocido exclusivamente por sus películas o por sus producciones musicales, fue nombrado hace cosa de un año para recibir un premio de manos del ministro de Cultura y en el momento y lugar para ello, en vez de dar las gracias y poner la cara que se debe poner cuando se recibe un premio, a todas luces merecidísimo, va y se pone a decir sandeces sin ton ni son, entre otras que no se ha sentido español ni cinco minutos en toda su vida. La cara del ministro cambió de color tres o cuatro veces pero supo mantener el tipo. Sin embargo, no fue capaz de corregir in situ a aquel personaje que, con sus palabras, estaba metiendo los pies en un charco de lo más desagradable. Trueba, no habiendo recibido ninguna amonestación, continuó con su perorata diciendo que él prefería ir incluso con el equipo contrario. Bobadas que se dicen en un momento de falta de control y  que luego resulta que cuesta mucho trabajo arreglarlas.

La cosa es que poco más de un año después, Fernando Trueba va y presenta su última película La Reina de España. Esta película con un elenco de lujo con lo más granado del repertorio farandulero que podemos encontrar hoy en nuestro cine patrio y con un presupuesto que vaya usted a saber, se ha colocado a niveles de las películas americanas de serie B, en cuanto a términos de recaudación. Parece ser que la recaudación real no ha llegado ni a un tercio de la esperada. La realidad no ha dejado de chocar tanto a la gente de la calle como a la gente del cine, que han podido observar cómo una película que posiblemente pudiera ser de lo más atractiva que actualmente se exhibe en la gran pantalla, ha pasado a ser una rémora parecida a lo que sucedió con aquella castaña que le perpetraron al Capitán Trueno.

Fernando se ha preguntado por qué había pasado esto y los actores, seguramente, también. Santiago Segura, hábil y avispado, seguramente en su rol del productor, ha empezado a moverse haciendo publicidad muy a su estilo y ha dado un llamamiento a las masas para que no se olviden que están dejando de ver una película muy bonita. Lo siguiente ha sido el Sr. Evolé que se ha desprendido con lo de siempre: “los que dicen esas cosas son unos fachas”.

Y así unos y otros han echado la culpa del resultado a movimientos en su contra en internet e incluso a un torero que pasaba por allí. Si no fuese porque la película cita el nombre de España, seguramente algunos más hubieran dicho algo, pero no ha sido el caso.

Sin embargo Fernando ha tenido una oportunidad de desagraviarse y dar alguna explicación sobre su comportamiento en aquella fecha y sobre todo por aquellas declaraciones. He podido asistir con los ojos como platos a una entrevista que le perpetró mi querida Susanna Griso al mundialmente conocido director de cine. Éste nos ha venido decir que han sido unas declaraciones poco afortunadas, pero que han sido sacadas de contexto y en las cuales él quería haber explicado los españoles con ironía y con sarcasmo una verdad que el aprecia y manifiesta permanentemente como consecuencia de su liberalismo y de la libertad que debe obrar en una democracia como la nuestra. Se ha explicado pero no ha pedido disculpas, ha mirado a la cámara con cara de osito con los ojos de aquella manera y ha dicho que él no es culpable de nada más qué de manifestar un sentimiento que entiende, no es representativo de nada. No lo ha hecho mal. A ello ha ayudado bastante la labor de la madre Susana que le hacía unas preguntas tan veniales que se quedarían cortas ante el interrogatorio de la mejor de las madres a un hijo díscolo.

No parezca que Sussana se ha vuelto blanda. No. Pero por si acaso alguien se estuviese preguntando qué estaba haciendo Trueba en Antena 3 respondiendo preguntas previamente calculadas y estudiadas, quizá deba saber que la película La Reina de España está participada por Antena 3 Televisión o lo que es lo mismo por A3MEDIA.

Bien, cada uno sabrá lo que tiene que hacer y el que quiera ver esa peli, que la vaya a ver y el que no quiera qué no vaya, pero en su caso creo de recibo darle un cariñoso aviso a Fernando con el sentimiento de aprovechar estas palabras para recordarle la visión de aquella famosa película de Curtis Hanson en la que una mala, malísima Rebecca de Mornay era la mano que mece la cuna.

Con ella aprendimos que la mano que mece la cuna es la mano que domina el mundo, por lo que después de ver esa película quizá Fernando se vuelva más pulcro y piense que antes de decir algo que luego pueda ser contraproducente para sus intereses debe recordar que las subvenciones y las participaciones para sus películas no caen del aire sino del bolsillo de los ciudadanos.