Volverá…
Y paso la Semana de Pasión, se fue, pero volverá y para dejar claras algunas cosas, voy a escribir estas líneas para que el año que viene no se vuelvan a cometer más errores, que estamos perdiendo nuestra esencia y nos vamos a cargar Ceuta y sus tradiciones.
Lo tenía que decir, el origen de la Semana Santa es pagano, qué casualidad, grandes paganos hemos dado en España como Jordi Pujol, Urdangarín o la Infanta Cristina, ya ustedes repartan en casa los papeles, quien es el ladrón bueno, el malo o Judas ‘Escarajote’, que supongo que el ladrón bueno robaría lo mismo que el malo, pero por amor, así qué en Semana Santa menos gañotazos y menos pagar ¡No!, y más paganismo y todo quisqui a retratarse religiosamente.
Como sucede con la Navidad la religión no prohibió las festividades paganas sino que le dio una identidad religiosa, los judíos celebran la Pascua judía coincidiendo con la primavera (del latín vulgar prima (primero) y veris (relacionado con el crecimiento y el buen tiempo), motivo de celebración por la aparición de los ‘shorts a tutiplén’, y la Pascua judía que celebra la liberación del pueblo judío por Moisés y dura una semana, empieza el mes judío de Nisán, que es el primer mes y se llama Pesaj, se ve que por lo que sea se les hace larguilla, a mí de la nuestra no hay quien me “jarte”.
La Semana Santa recrea la pasión, muerte y resurrección de Cristo pero no se decidió la fecha hasta el año 325 D.C en el concilio de Nicea, pero ni ellos se aclaraban, la Iglesia Romana decía una fecha y la Alejandrina otra diferente, los alejandrinos convencieron a los romanos que ellos lo resolvían y se lo decían, pero lo pusieron muy complicado tenía que caer en domingo, pero no podía coincidir con la Pascua hebrea que no tiene día fijo, el Sol tiene que estar en Aries pero para no celebrarlo dos veces en el mismo año había unas condiciones del ‘copón’, por eso sabemos que el que pone las condiciones para darse de baja en las compañías de teléfono, no lo hace por mamón sino porque es alejandrino el ‘hijo puta’.
En el año 525 D.C, Dioniso (el Exiguo) diseñador del calendario cristiano dijo, será el primer domingo de la primera luna llena de la primavera y en esa estamos y por eso andamos con esa inestabilidad atmosférica.
El nacimiento de las hermandades y cofradías se sitúan en el siglo XV,con dos finalidades, la de apoyarse en situaciones de enfermedades y muerte, y la de revivir la Pasión de Cristo, la penitencia había dos clases de cofrades: Los de luz y los de sangre que se auto flagelaban.
Los ilustrados del siglo XVIII prohibieron los disciplinantes, Carlos III prohibió los castigos públicos durante las procesiones, tras esta censura a partir del XIX solo quedaron los hermanos de luz como hoy en día, que una cosa es ver niños pidiendo cera para hacer bolitas y otra ver gente pidiendo sangre para encebollarla, no es agradable.
Las representaciones de la Pasión viven su impulso coincidiendo con el Concilio de Trento en el XVII. Y la contrarreforma la respuesta que la Iglesia católica dio a la reforma protestante en el XVI y sospecho que cuando Lutero hace la reforma no quería ver cristos ni en pintura y por no querer Martin imágenes, nosotros nos pusimos flamencos y se tomó la decisión de exteriorizar la fe, y las procesiones tuvieron un gran impulso, adquieren la forma teatral de hoy en día, en las misas había una liturgia que el pueblo no entendía, que el latín es lengua muerta y nosotros estamos de lengua vivitos y coleando, para asemejarse al Clero los nazarenos de las cofradías comenzaron a vestir la tradicional túnica, el nazareno se cubre el rostro para preservar su anonimato y se introdujo el capirote usado por primera vez en Sevilla en la ‘Hermandad del Silencio’ teniendo su origen en la Inquisición española, la idea es que por la forma puntiaguda el penitente está más cerca del cielo, ya sabéis de donde viene lo del capirote así que dejar de hacer la bromita del ‘Ku Klux Klan’, que es cómo el malaje que dice el día 31 venga nos vemos el año que viene.
Las cofradías que tanto nos aportan artística y religiosamente no pueden morir tras esta historia, así que, a ciertos hermanos mayores de nuestra ciudad, aplíquense el cuento que se nos muere.
Ahí ‘quéo’.