Tiempo de Ocio Ceuta

 

Para Caballas, todo cuanto acontece en torno a la frontera del Tarajal, ya sea la actividad económica que se desarrolla en los Polígonos, el tráfico en las zonas aledañas, y el propio tránsito fronterizo, está adquiriendo tintes verdaderamente dramáticos. No es ninguna novedad. Y es precisamente esta circunstancia la que provoca una mayor y más justificada indignación. Nadie puede entender cómo es posible que las administraciones públicas no sean capaces de encontrar una solución medio razonable a lo que sin duda constituye una auténtica vergüenza, además de un peligro muy serio.

Ya en el año dos mil trece, Caballas elevó una propuesta el Pleno para la creación de una Comisión que abordar este problema (se aprobó por unanimidad, sin efecto posterior), en cuyo argumento se leía:

“Se podría decir, sin temor a exagerar, que allí reina la anarquía en el sentido literal del término. Las administraciones se mueven en una especie de esquizofrenia que las lleva a tomar decisiones improvisadas, y a veces contradictorias, sin planificación alguna y sin más objetivos que evitar los conflictos cuando estos alcanzan niveles insoportables. La Ciudad no puede tolerar esta situación por más tiempo. Es necesario clarificar cuanto allí sucede, y planificar la reordenación y regularización el funcionamiento de aquella zona económica”.

Parece que fue escrita ayer. Así mismo, y en otra propuesta elevada a Pleno, se decía:

“El tránsito de personas por la frontera del Tarajal, en su doble dirección, se ha convertido en un elemento esencial del modo de vida de los ceutíes, que influye además, de manera decisiva, en todos los órdenes de la vida social. Esta es una realidad incuestionable reconocida de forma unánime. Sin embargo, la política que se aplica en la frontera parece, en ocasiones, completamente ajena a este hecho. La escasez de medios, o decisiones poco meditadas, están ocasionando no pocos problemas a miles de ceutíes que se ven sometidos a sufrir las consecuencias de colas interminables. Caballas considera que las autoridades competentes deben ser conscientes del problema que están ocasionando. La Asamblea, en su cometido de defensa de los intereses de los ceutíes, debe exigir una solución inmediata”. Plenamente vigente.

El Grupo manifiesta que, “la actuación del Gobierno de la Ciudad hasta la fecha ha sido absolutamente errática, cuando no irresponsable. Utilizando la distribución de competencias, como una excusa, nunca ha querido acometer con la firmeza y la decisión que se requiere el gravísimo problema que se vive en aquella zona y que, lejos de amainar, se va recrudeciendo por momentos. Es cierto que en aquella zona diabólica, se concitan, los intereses privados de las empresas allí instaladas, las competencias propias de la Delegación del Gobierno, las de la Ciudad, y para colmo, las repercusiones de las decisiones que de manera autónoma adoptan las autoridades marroquíes. No resulta sencillo desentrañar tan complejo galimatías respetado la legalidad, el marco competencial, y todos los intereses en juego. Pero lo que resulta también evidente es que el camino no puede ser la inhibición. Los ciudadanos asisten atónitos a un “unos por otros, la casa sin barrer”, que resulta inexplicable e indefendible”, expone el Grupo.

Caballas considera que este asunto está adquiriendo una dimensión que requiere una intervención inmediata de los poderes públicos, sin escatimar medios ni esfuerzos

A la vista de los argumentos expuestos, propondrán al Pleno de la Asamblea, la adopción del siguiente acuerdo:

1º.- Suscribir un Convenio de Colaboración entre la Ciudad y el Ministerio del Interior, en el que queden reguladas las funciones que cada una de las administraciones debe desarrollar para garantizar la fluidez del tráfico y del tránsito de personas en la zona fronteriza.

2º.- Elaborar y ejecutar un Plan de Inversiones Públicas que permita racionalizar y ordenar el tráfico de mercancías por la frontera.

3º.- Elaborar y ejecutar un Reglamento de Funcionamiento de los Polígonos que permita ordenar la actividad comercial que allí se desarrolla, en el que deberán figurar, obligatoriamente, los horarios de acceso y la vigilancia y control de los mismos.